jueves, 7 de enero de 2010

Entretelas Redrado

ESCENARIOS

Historia secreta de un choque anunciado el lunes, Redrado se encontró con Cristina. Discutieron pero no se habló de su renuncia. El martes a la medianoche, Néstor, Cristina y Boudou decidieron desplazarlo. El rol de Blejer. El titular del Central quiere llegar a septiembre. Maximiliano Montenegro.

Por Maximiliano Montenegro
07.01.2010

–Martín, ¿cómo andas?
–Acá estoy, Aimé, tratando de arreglar las cagadas que vos haces…
–respondió cortante el titular del Banco Central del otro lado de la línea.
–Déjate de joder e instrumenta de una vez el Fondo (del Bicentenario)
–terminó la conversación el ministro de Economía.

Así, breve e informal, fue el último diálogo, telefónico (en realidad, por handy), que mantuvieron el presidente del Banco Central, Martín Redrado, y el ministro de Economía, Amado Boudou. Fue el viernes pasado, primero de enero, por la tarde. Ni siquiera guardaron la
formalidad de desearse “feliz año”.

Los dos economistas se conocen desde chicos, por un vínculo de amistad entre ambas familias, y aun en los momentos más calientes nunca dejó de llamarlo “Aimé” (su nombre en francés), como lo hacen amigos y familiares.

PAN Y AGUA. “Mi objetivo es cumplir el mandato (de seis años) que vence en septiembre, y pienso llegar a esa fecha, aunque sea a pan y agua”. El mensaje que trasmitía ayer el presidente del Banco Central, Martín Redrado, a sus más cercanos colaboradores era categórico: “No voy a renunciar, porque no cometí ningún error, no hice nada malo, ni
me equivoqué en algo”.

Jura que el lunes por la noche, cuando se reunió con Cristina en la Casa Rosada, en ningún momento le presentó la renuncia. En ese encuentro discutieron fuerte por la legalidad del Fondo del Bicentenario.

Ayer, ni siquiera le había echado una mirada por televisión a la conferencia de prensa de Boudou. En su despacho en el edificio de Reconquista 266 no hay plasmas de TV. Sólo se escuchaba la radio.

Al mediodía, Redrado ya había recibido el llamado, desde Francia, donde vacaciona, de Mario Blejer, el candidato del Gobierno para reemplazarlo. Blejer le transmitió, en tono protocolar, que mientras haya un presidente del Banco Central en funciones no iba a aceptar
ningún cargo, porque era muy respetuoso de la autarquía que fija la Carta Orgánica de la entidad. Redrado le agradeció. No hablaron nada más. Cierta incomodidad atravesó la breve charla.

Blejer ideó junto a Boudou el Fondo del Bicentenario para pagar deuda con reservas. Y en las horas previas había mantenido dos conversaciones telefónicas con el ministro. Una el martes por la noche, en la que desde Olivos, con Cristina y Néstor presente, Boudou lo llamó para tantearlo, pero sin ofrecerle formalmente el cargo. La otra, ayer miércoles por la madrugada (a las 5.30 hora argentina), desde su departamento en Puerto Madero, el ministro volvió a hablar
con Blejer, y ahí sí le trasmitió el ofrecimiento de la Presidenta: “Redrado está afuera, la patria te necesita en ese cargo”, le dijo.

En la versión Boudou, Blejer aceptó regresar al Central sin condicionamientos (ya fue titular de la entidad, en 2002, designado por Duhalde). En la versión Blejer, no se imaginaba que Redrado resistiría en su puesto.

ALTER EGO. “Si quieren remover al presidente del Banco Central, van a tener que poner en marcha los mecanismos establecidos en la Carta Orgánica”, explicaba Redrado a sus colegas de otros bancos centrales que llamaban del exterior sorprendidos por la situación.

El artículo 9 de la Carta Orgánica del BCRA establece que la remoción del titular de la entidad podrá decretarse a partir de la recomendación de una comisión bicameral presidida por el titular del Senado (Julio Cleto Cobos, nada menos), e integrada por cuatro legisladores: los presidentes de las comisiones de Presupuesto y Hacienda (Gustavo Marconato, FPV), Finanzas (Alfonso Prat-Gay, Coalición Cívica) de Diputados, y los titulares de Presupuesto y
Hacienda y la Comisión de Economía del nuevo Senado, todavía no designados, aunque se supone que la presidencia de la primera comisión quedaría en manos del oficialismo y titularidad de la segunda para la oposición. En ese caso si el matrimonio presidencial quisiera
destituir a Redrado por los canales formales se arriesgaría a otro voto no positivo de Cleto.

Desde el Gobierno amenazan con denuncias penales a los funcionarios del Central que no cumplan con el DNU de Cristina. Apuntan contra el díscolo titular de la entidad, pero también contra sus hombres de confianza, como el gerente general, Hernán Lacunza. “Nunca dijimos que no estábamos de acuerdo con el DNU, sino que había que tomarse el
tiempo para implementarlo y esperar a que el Congreso ratificara el decreto”, contestan en el Central.

En el escritorio de Redrado se apilan dos dictámenes jurídicos que respaldan la decisión de demorar la apertura de la cuenta por u$s 6.569 millones a favor del Tesoro para cancelar deuda con bonistas privados. Uno corresponde al exclusivo bufete de abogados con sede en
Nueva York que asesora al Central en cuestiones jurídicas de la deuda.
El otro está firmado por María del Carmen Urquiza, jefa del Departamento de Asuntos Jurídicos de la autoridad monetaria.

Ambos mencionan la doctrina del alter ego: si se paga con reservas a acreedores privados, existe el peligro de que fondos buitres embarguen reservas del Central en Nueva York (pocas, pero paso obligado para la transferencia de divisas) o en el Banco de Basilea en Suiza. El
argumento sería que el Banco Central es el “otro yo” del Tesoro; no una entidad autárquica como argumentó el Gobierno argentino en tribunales extranjeros.

Para colmo, pese a la mayoría kirchernista en el directorio, la potestad de administración del Banco Central recae en una sola firma: la del presidente.

EN SECRETO. “Él estaba buscando llegar hasta acá. Está jugando con el partido del ajuste. Quiere que tengamos que achicar el gasto público para pagar deuda. Ahora es una pulseada política, y se la vamos a ganar”. Después de la conferencia de prensa, en la que acusó a Redrado de hacer “politiquería barata”, Amado Boudou no disimulaba ayer, en su
despacho, su enojo.

La historia del desencuentro se remonta al mismo día del anuncio del Fondo del Bicentenario. Redrado se enteró minutos antes de la decisión tras ser convocado al acto de su presentación casi como un espectador más. Como se dijo, Boudou trabajó la idea en secreto, con el
asesoramiento de Blejer, y luego, también con sigilo, convenció al matrimonio presidencial.

El ministro sabía que el anuncio no había resultado simpático al titular del Central. Pero las luces de alarma se encendieron el lunes 17 de diciembre, cuando en la tapa de Ámbito Financiero apareció la noticia de que Redrado había consultado al Departamento Jurídico de la
entidad, para que evaluara la legalidad del DNU.

Ese mismo día Boudou rompió el frágil acuerdo que había sellado días antes con Redrado. Habían convenido que el Tesoro requeriría las reservas al Central (y como contrapartida recibiría una Letra) a medida que llegara un vencimiento de deuda. De ese modo, la caída de
reservas no se notaría, ya que la entidad monetaria podría compensar la pérdida con las compras de divisas a lo largo del año. Sin embargo, ese lunes Boudou firmó una resolución reclamando a Redrado depositar los u$s 6.569 millones del Fondo en una cuenta del Tesoro, a cambio de un único título público.

Desde entonces Redrado congeló la implementación con el argumento de que los dictámenes jurídicos en contrario hasta tanto se expida el Congreso.

El viernes, Martín y Aimé tuvieron el picante diálogo por Handy reseñado más arriba.

El lunes por la noche Redrado visitó a Cristina en Casa de Gobierno.

“Si implemento el Fondo me van a iniciar juicio político”, le dijo el economista.

“Pero no digas tonterías, Martín, en todo caso si le quieren iniciar un juicio político a alguien va a ser a mí”, le respondió la Presidenta.

El martes hasta el filo de la medianoche estuvieron reunidos en Olivos, Néstor, Cristina y Boudou. Los tres llegaron a la conclusión de que era necesario cerrar el ciclo Redrado. Y Amado expuso al matrimonio las ventajas de que el reemplazante fuera Blejer, un
economista que nunca estuvo entre los preferidos de Kirchner.

Cristina llamó a Aníbal Fernández para que le pidiera la renuncia a Redrado, pasadas ya las 12 de la noche. Y Boudou se comunicó a Francia con Blejer.

Al día siguiente, todo la movida naufragó por la “sorpresiva” respuesta de Redrado.

COMPRADOS. Hasta marzo, no hay vencimientos relevantes de la deuda, así que el Tesoro no sufriría apremios de caja por las demoras en la constitución del Fondo. Sin embargo, Boudou se embarca a fines de la semana próxima a Londres y Nueva York en un road show para promocionar el canje de deuda con los holdouts. Y pretendía ir con el paquete del Fondo cerrado, para garantizarle a los acreedores la cobertura de todos los vencimientos de deuda de 2010.

Hay bancos nacionales, fondos de inversión, ricos y famosos , y empresas muy comprados en bonos de deuda argentina (cuya cotización aumentó más de 300% este año). Y temen una caída de las cotizaciones en los próximos días, les haga perder parte de sus extraordinarias
ganancias financieras. De ahí la paradoja de que parte del establishment financiero (como Adeba, que ayer emitió un comunicado) apoye a Aimé en su pulseada con Redrado.

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